Meditación

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La meditación tiene dos cosas que ofrecernos: el autodominio y la transformación propia. Estos dos cosas van juntas. Cuando meditamos, inmediatamente empezamos con el autodominio y cuando lo alcanzamos, vemos que no podemos apreciar los pensamientos feos o no divinos; ya no podemos permanecer por más tiempo en la ignorancia. En ese momento vemos que nuestra transformación está ocurriendo. La meditación nos está dando constantemente el mensaje de autotransformación.

Cuando meditas fervorosamente,
lo primero que obtienes
es paz,
y esta paz
marca el comienzo
del viaje de tu corazón
a lo largo del camino de la perfección

Sri Chinmoy

Las etapas de la meditación.

En la meditación hay tres etapas: la concentración, la meditación y la contemplación. La aspiración alberga tanto la oración como la meditación. Si tienes aspiración, eso es lo más importante que necesitas. Esta aspiración puede manifestarse de dos formas —bien por medio de tu más fervorosa oración o bien por medio de la concentración, meditación y contemplación. Siguiendo cualquiera de los dos caminos, puedes alcanzar tu meta. 4

Concentración

Para un principiante, es mejor empezar con la concentración. De lo contrario, en el momento en que trates de mantener tu mente en calmada y en silencio, millones de pensamientos ociosos vendrán a tí y no te será posible meditar ni tan solo un segundo. Si te concentras, en ese momento, desafías a los pensamientos inadecuados que tratan de entrar en tu mente. Por eso, al principio, procura tan solo practicar la concentración por unos pocos minutos nada más. Después de unas semanas o meses, ya puedes intentar meditar.

La concentración nos da la capacidad de la intensidad, y la meditación nos da la capacidad de lo vasto y sublime. Si sientes que estás avanzado en cierta medida, puedes sin concentración entrar en la meditación. 5

Saber más sobre la Concentración

Meditación

¿Por qué meditamos? Meditamos precisamente porque necesitamos algo. Y ese algo es el sentimiento consciente de nuestra unidad con el Supremo. Esto debe ser necesariamente espontáneo, genuino y fervoroso.

Puede que Dios sea desconocido pero Él no es incognoscible. Nuestras oraciones y meditaciones nos conducen a ese desconocido. Imploramos la libertad. Pero, por extraño que parezca, no somos conscientes del hecho de que ya tenemos en nosotros inmensa libertad. ¡Mirad! Sin dificultad alguna podemos olvidar a Dios. Podemos ignorarlo e incluso negarlo. Pero la Compasión de Dios dice: «Hijo mío, no importa lo que hagas o digas, Mi Corazón no te abandonará nunca. Yo te quiero, Yo te necesito».

La madre sujeta la mano del niño. Pero es el niño quien debe caminar, y así lo hace. Ni aquel que arrastra ni aquel que es arrastrado puede ser feliz. Del mismo modo, Dios dice: «Mis niños divinos, en vuestra vida interior os doy inspiración. Sois vosotros quienes debéis aspirar con el más puro corazón a alcanzar el Dorado Más Allá». 6

Contemplación

Si estamos concentrándonos en Dios, podemos sentir a Dios justo delante de nosotros o a nuestro lado. Cuando estamos meditando, estamos destinados a sentir Infinitud, Eternidad, Inmortalidad dentro de nosotros. Pero cuando estamos contemplando, que nosotros mismos somos Infinitud, Eternidad e Inmortalidad. Contemplación significa unidad consciente con lo Infinito, lo Eterno, lo Absoluto. En la contemplación nos descubrimos a nosotros mismos. Cuando contemplamos, el Creador y la creación devienen uno. Devenimos uno con el Creador y vemos el universo entero a nuestros pies, el universo entero dentro de nosotros. En ese momento, cuando miramos a nuestra propia existencia, no vemos a un ser humano; vemos algo como una dinamo de Luz, Paz y Deleite. 7